viernes, 7 de noviembre de 2025

Vida retirada / César Fernandez Moreno

 




sentado en el umbral de mi casa
qué importante la vereda de enfrente
cosas que el hombre construye para disimular la indiferencia
          de la tierra
la pared plana como el fin del mundo
los ladrillos ordenados y blanqueados
las ventanas donde asomar la tarde
y arriba unos pastitos que les gustaba el cielo
y el cielo agarrando las nubes
y el gato las moscas
y la ropa inmortal secándose en el fondo
donde salta un pollo picoteando el vacío
y la abeja que entra en son de paz
y la muerte libando sin maldad en mi corazón
y el argumento decisivo
la lluvia




viernes, 31 de octubre de 2025

Lluvia / Raúl González Tuñón

 






Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los
cementerios abandonados. Otras veces cae con furia,
y uno piensa en los maremotos que se han tragado
tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras
noches y la lectura tranquila corre a su lado por los
canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban.
No habían despertado todavía al amor.
No sabían nada de nosotros.
De nuestro gran secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos,
la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes
que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos
entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras
de ellos, todo, todo ha desaparecido y estamos
solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en
nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte
única, en nuestra posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la furia de la lluvia.
Te quiero con todos los tambores de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.

Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada.
Recién estamos descubriendo los puentes y las casas,
las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana,
increíble, pero tan real, numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida
vida, hacia el destino único.
Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca
pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan
poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo
haya muerto, cuando tú y yo seamos dos sombras, y
todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la
callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero
distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse
por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas,
las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al
inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra
esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello
y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la
alegría. Oh, íntima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.



viernes, 24 de octubre de 2025

La calle larga / Lawrence Ferlinghetti

 

                       




Esta calle larga
que es la calle del mundo
pasa a través del mundo
llena con toda la gente del mundo
para no mencionar todas las voces
de toda la gente
que alguna vez existió
Amantes llorones
dormilones y vírgenes
vendedores de fideos y hombres-sándwich
lecheros y oradores
banqueros deshuesados
inquietas amas de casa
enfundadas en nylons snob
desiertos de hombres de publicidad
manadas de chicas de escuela secundaria
multitudes de colegiales
todos hablando y hablando
o mirando por las ventanas
para ver lo que pasa
en el mundo
donde todo pasa
tarde o temprano
si es que realmente pasa
Y la larga calle
que es la calle más larga del mundo
pero que no es tan larga
como parece
pasa a través
de todas las ciudades y de todas las escenas
por todas las bocacalles
todos los boulevards
todas las esquinas
a través de luces rojas y de luces verdes
ciudades a la luz del sol
continentes en la lluvia
hambrientos Hong Kongs
Tuscalusas incultivables
Oaklands del alma
Dublins de la imaginación
Y la larga calle
rueda
como un enorme tren chu-chu
trepidando alrededor del mundo
con sus gritones pasajeros
y bebés y canastas de picnics
y gatos y perros
todos ellos preguntándose
quién es
el de la cabina allí adelante
manejando el tren
si es que hay alguien
el tren que corre alrededor del mundo
como un mundo rodando
todos ellos preguntándose
que es lo que pasa
si es que pasa algo
y algunos de ellos se asoman
y miran hacia delante
y tratan de ver al conductor
en su cabina de un solo ojo
tratan de verlo
de ver su cara
de agarrar su ojo
mientras se arremolinan en una curva
pero nunca lo consiguen
a pesar que de vez en cuando
parece que lo van
a lograr
Y la calle continúa rodando
el tren continúa rugiendo
con sus ventanas alcanzando
las ventanas
de todos los edificios
en todas las ciudades del mundo
rugiendo
a través de la luz del mundo
a través de la noche del mundo
con linternas en las esquinas
luces perdidas prendiéndose
multitudes en carnaval
circos de los bosques nocturnos
casas de putas y parlamentos
fuentes olvidadas
puertas de sótanos y puertas desencontradas
figuras a la luz de la lámpara
mientras el mundo continúa rodando
Pero ahora llegamos
a la parte solitaria de la calle
la parte de la calle
que atraviesa
la región solitaria del mundo
y éste no es el lugar
para que cambies de tren
Este no es el lugar
para que hagas nada
Esta es la parte del mundo
donde no pasa nada
donde nadie hace nada
donde no hay nadie
nadie
excepto tú
ni siquiera un espejo
para hacerte doble
ni un alma
excepto la tuya
tal vez
y aún eso
no está
tal vez
o no es tuya
tal vez
porque ahora te llaman
muerto
has llegado a tu estación
Desciende.


viernes, 17 de octubre de 2025

Jornada / Norah Lange

 



Aurora
Lámpara enredada
en un camino de horizontes.
Después, al mediodía,
en el aljibe se suicida el sol.
La tarde hecha jirones
mendiga estrellas.
Las lejanías reciben al sol
sobre sus brazos incendiados.
La noche se persigna ante un poniente.
Amanece la angustia de una espera
y aún no es la hora.


viernes, 10 de octubre de 2025

El mar / Roque Dalton

 





Hay grandes piedras en tu oscuridad tempestuosa
grandes piedras con sus fechas lavadas por tu sombra
porque hasta el sol de día cómese tu sombra

cruje en el frío despidiéndose del aire
que no se atreve a penetrarte.

Oh! mar donde los desesperados pueden dormir
arrullados por explosiones impasibles
alfabeto del vértigo paisaje diluido que los muros envisten
las gaviotas y la espuma de los peces son tu primavera
la furia es una pirámide verde
una resurrección del fuego más agudo tu clima
tu mejor huella sería un caracol
caminando con pasos de niño el desierto.

Amé siempre esas poblaciones disímiles
al parecer robadas de las manos del mar
pequeñas villas junto a la arena
puertos escandalosos en la ebriedad del salitre
caseríos tiritando entre la niebla llena de corales
grandes ciudades titánicas frente a las tempestades humilladas
aldeas de pescadores ciegos bajo un faro de aceite
factorías acechantes entre los manglares con un largo cuchillo
Valparaíso como una gran cascada en suspenso
Manta Puná puertos del Ecuador que me negaron las hojas
Buenaventura aromática como un gran puerto sucio
Panamá con los ojos punzados por la depravación
Cartagena siempre aguardando a los piratas hambrienta
willemstadt náufraga en los dominios del petróleo
Tenerife y su dulce copa de vino
Barcelona bostezando entre los bancos y los carabineros
Nápoles bellamente tumefacta
Génova Leningrado Sochi La Guaira Buenos Aires
Montevideo como una margarita
Puerto Limón Corinto
Acajutla en una lenta playa de mi patria
todos mirándose en el espejo grave que surcan los delfines
apartando como un sable veloz
las infinitas espigas de esmeralda



viernes, 3 de octubre de 2025

He venido para ver / Luis Cernuda

 





He venido para ver semblantes
Amables como viejas escobas,
He venido para ver las sombras
Que desde lejos me sonríen.

He venido para ver los muros
En el suelo o en pie indistintamente,
He venido para ver las cosas,
Las cosas soñolientas por aquí.

He venido para ver los mares
Dormidos en cestillo italiano,
He venido para ver las puertas,
El trabajo, los tejados, las virtudes
De color amarillo ya caduco.

He venido para ver la muerte
Y su graciosa red de cazar mariposas,
He venido para esperarte
Con los brazos un tanto en el aire,
He venido no sé por qué;
Un día abrí los ojos: he venido.

Por ello quiero saludar sin insistencia
A tantas cosas más que amables:
Los amigos de color celeste,
Los días de color variable,
La libertad del color de mis ojos;

Los niñitos de seda tan clara,
Los entierros aburridos como piedras,
La seguridad, ese insecto
Que anida en los volantes de la luz.

Adiós, dulces amantes invisibles,
Siento no haber dormido en vuestros brazos.
Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.


viernes, 19 de septiembre de 2025

La exclamación / Octvio Paz

 




Quieto
           no en la rama
en el aire
           No en el aire
en el instante
                el colibrí