Repara, mon cher,
más que
en su color
rosa nácar,
en cómo se reclina
la luna sobre
la punta del campanario.
Fíjate,
antes que en la pulida
turquesa del cielo,
en el despuntar
del alba.
Advierte
más bien
cómo se juntan en el
pináculo las obscuras
líneas convergentes
del campanario —
observa cómo
su escaso ornamento
pretende atajarlas —
¡Mira
cuán vano es su afán!
¡Mira cómo escapan hacia arriba
las líneas convergentes
de la aguja hexagonal —
alejándose, separándose!
— ¡Sépalos
que custodian y envuelven
la flor!
Observa
cómo inmóvil
la luna mellada
descansa protegida en las líneas.
Es cierto;
con los claros colores
de la mañana
piedra
parda y pizarra
brillan naranja y azul.
Pero,
¡observa
el peso agobiante
del macizo edificio!
Observa
la claridad jazmínea
de la luna.
rosa nácar,
en cómo se reclina
la luna sobre
la punta del campanario.
antes que en la pulida
turquesa del cielo,
en el despuntar
del alba.
cómo se juntan en el
pináculo las obscuras
líneas convergentes
del campanario —
observa cómo
su escaso ornamento
pretende atajarlas —
¡Mira cómo escapan hacia arriba
las líneas convergentes
de la aguja hexagonal —
alejándose, separándose!
— ¡Sépalos
que custodian y envuelven
la flor!
cómo inmóvil
la luna mellada
descansa protegida en las líneas.
Es cierto;
con los claros colores
de la mañana
brillan naranja y azul.
el peso agobiante
del macizo edificio!
Observa
la claridad jazmínea
de la luna.
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