Cuando sea el cabello de piedra
de pie ante la eternidad
pediré a las divinidades de las plantas
la capa de lluvia indispensable a los viajeros eternos
Hoy me hallo en el pozo helado
donde lloran las vírgenes ahogadas por sus lágrimas y la lluvia eterna
que recubre los pensamientos de los hombres
sus recuerdos y sus ambiciones ya manchados
por una mano inexperta
e incolora como el agua de una garrafa
donde vive sin embargo el ojo de mi amante
de color limón y de tormenta implacable.
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