Y
siempre es la perforación por la lanza
el enjambre de avispas que se precipita sobre el ojo
la lepra
y siempre es el costado abierto
y
siempre es el sepultado vivo
y siempre es el tabernáculo quebrado
el brazo débil como una pestaña que lucha contra el río
y siempre es la noche que vuelve
el espacio vacío pero que acecha
y
siempre es la vieja faja
y siempre es el sepultado vivo
y siempre es el balcón derrumbado.
El nervio prendido al fondo del corazón que se acuerda
el pájaro—baobab que fustiga el cerebro
el torrente donde el ser se precipita
y siempre es el encuentro en la tormenta
y siempre es el borde del eclipse
y siempre es detrás de la empalizada de las células
el horizonte que retrocede, que retrocede…
el enjambre de avispas que se precipita sobre el ojo
la lepra
y siempre es el costado abierto
y siempre es el tabernáculo quebrado
el brazo débil como una pestaña que lucha contra el río
y siempre es la noche que vuelve
el espacio vacío pero que acecha
y siempre es el sepultado vivo
y siempre es el balcón derrumbado.
El nervio prendido al fondo del corazón que se acuerda
el pájaro—baobab que fustiga el cerebro
el torrente donde el ser se precipita
y siempre es el encuentro en la tormenta
y siempre es el borde del eclipse
y siempre es detrás de la empalizada de las células
el horizonte que retrocede, que retrocede…
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