No dormimos
más, pues yacíamos en la maquinaria
del reloj de la melancolía
y arqueábamos las agujas como varas,
y se volvían hacia atrás y azotaban el tiempo
hasta hacerlo sangrar,
y tú hablabas del crepúsculo cresciente,
y doce veces dije tú a la noche de tus palabras,
y ella se abrió y quedó abierta,
y le puse un ojo en el regazo y entrelacé el otro
en tu pelo
y anudé entre los dos la mecha, la vena abierta
y un rayo joven nadó desde ella.
del reloj de la melancolía
y arqueábamos las agujas como varas,
y se volvían hacia atrás y azotaban el tiempo
hasta hacerlo sangrar,
y tú hablabas del crepúsculo cresciente,
y doce veces dije tú a la noche de tus palabras,
y ella se abrió y quedó abierta,
y le puse un ojo en el regazo y entrelacé el otro
en tu pelo
y anudé entre los dos la mecha, la vena abierta
y un rayo joven nadó desde ella.
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