Desde
uno de sus patios haber mirado
las antiguas
estrellas,
desde
el banco de sombra haber mirado
esas
luces dispersas,
que
mi ignorancia no ha aprendido a nombrar
ni a
ordenar en constelaciones,
haber
sentido el círculo del agua
en el
secreto aljibe,
el
olor del jazmín y la madreselva,
el
silencio del pájaro dormido,
el
arco del zaguán, la humedad
—esas
cosas, acaso, son el poema.
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