29 de
julio de 1974 ¿y a quién le importa?
Nadie llama a la puerta. No hay golpes
de nudillos en el vidrio de la ventana. Ni cartas
que recibir y el teléfono
ha perdido de pronto toda finalidad.
Se han borrado mis impresiones digitales en los muebles
y se murieron todas mis fotografías.
Soy un suceso recién nacido, tendido,
bien estirado sobre una tabla limpia,
lavado, sin pelos y desnudo,
un mundo que nadie conoce todavía,
restituido a mi unidad, simplificado,
sin emitir señales ni emociones
mientras llueve en la calle desde hace cincuenta años.
Nadie llama a la puerta. No hay golpes
de nudillos en el vidrio de la ventana. Ni cartas
que recibir y el teléfono
ha perdido de pronto toda finalidad.
Se han borrado mis impresiones digitales en los muebles
y se murieron todas mis fotografías.
Soy un suceso recién nacido, tendido,
bien estirado sobre una tabla limpia,
lavado, sin pelos y desnudo,
un mundo que nadie conoce todavía,
restituido a mi unidad, simplificado,
sin emitir señales ni emociones
mientras llueve en la calle desde hace cincuenta años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario