Como quien camina a su orilla cada día evocando sin
querer
todo lo asombroso que al sonido de su nombre
se reúne
o como quien contempla jugar a ese niño que sólo lo ve
como lo que es y nunca oyó narrar historias.
así es el ojo que trata desesperadamente de asir todos
los rostros cambiantes del mar
de recordarlo y reconocerlo
para no pisar las aguas vivas deshechas ahora fuera de su
seno
para no caer bajo la sombra violenta de las gaviotas
para no ascender en el sol crudo sin antes conocer los
colores
y los ruidos de sus vidas
ese murmullo sagrado de los organismos que están allí
esperando crecer para morir
esas algas bronquiales esos tubos de ensayo esas cáscaras
ese estallido sordo de su voz cuando no quiere entregarse
pero cae
ese día esa noche
ese paseo monstruoso que no alcanza a percibir la
verdadera
divisoria
entre el río y el mar entre el mar y la arena entre uno y
el mar.
todo lo asombroso que al sonido de su nombre
se reúne
como lo que es y nunca oyó narrar historias.
los rostros cambiantes del mar
de recordarlo y reconocerlo
y los ruidos de sus vidas
esperando crecer para morir
pero cae
divisoria
No hay comentarios:
Publicar un comentario