viernes, 16 de octubre de 2020

Volviendo de la costa / Francisco Madariaga

 






Se escucha el balanceo de un ataúd en el

        infinito

y el rosario ensangrentado de la palabra

        collar

collar de amor,

collar de aire.

 

Bocas acollaradas desperfuman las sombras

        de las lagunas,

amándose en el celo del poniente.

Hierve aún con el hervor del mar nuestra

        arenita viajera:

volvemos de la costa

y al pasar por la ladera líquida y plana de

        Chascomús,

        se sonríe una sonrisa

        color de sol y de diablo.



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