viernes, 10 de abril de 2020

Viernes Santo / Gabriela Mistral










El sol de abril aún es ardiente y bueno

el surco, de la espera, resplandece;

pero hoy no llenes el ansia de su seno,

porque Jesús padece.



No remuevas la tierra. Deja, mansa

la mano y el arado; echa las mieses

cuando ya nos devuelvan la esperanza,

que aun Jesús padece.



Ya sudó sangre bajo los olivos,

Y oyó al que amó que lo negó tres veces.

Mas, rebelde de amor, tiene aún latidos,

¡aun padece!



Porque tú, labrador, siembras odiando

y yo tengo rencor cuando anochece,

y un niño hoy va como un hombre llorando,

Jesús padece.



Está sobre el madero todavía

y sed tremenda el labio le estremece.

¡Odio mi pan, mi estrofa y mi alegría,

porque Jesús padece!




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