viernes, 7 de septiembre de 2018

Apuntes / Alberto Szpunberg







I

Es así, como la lluvia en la tarde,
nunca termino de llegar al fondo de tus ojos.
Demasiado dolor para hablar sueltamente del futuro,
cuando el húmedo brillo de la corteza huele a un bosque
crecido de golpe en el corazón del invierno, esta tarde, esos muertos.

Pero a qué abrazarme sino a ti, contra qué ventana
ver los brillos de la lluvia sino en tus ojos,
desde qué espera, bajo qué silencio.

¿A qué huele la tibieza de tu abrigo de lana
si no a esta lluvia, si no a ti misma,
tejida y desflecándose en el aire de la tarde?

En la hornalla ronronea el agua.
Encendamos un cigarrillo en su fuego y fumemos tranquilos:
existes, vivimos, y creo que te amo.




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