Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no
tiene alas, no se halla necesariamente en una mesa servida en una terraza, en
el atardecer, al borde del mar. Es la desesperación y no el regreso de una
cantidad de hechos sin importancia como las semillas al caer la noche dejan un
surco por otro. No es el musgo sobre una roca o el vaso para beber. Es un barco
acribillado por la nieve si queréis, como los pájaros que caen y su sangre no
tiene el más mínimo espesor. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Una
forma muy pequeña delimitada por joyas capilares. Es la desesperación. Un
collar de perlas para el cual uno no sabría encontrar un broche y cuya
existencia ni se sostiene en un hilo, tal la desesperación. Del resto no
hablemos. No hemos terminado de desesperarnos si comenzáramos. Yo, me desespero
por la pantalla a las cuatro, me desespero por el abanico a medianoche, me
desespero por el cigarrillo de los condenados. Conozco la desesperación a
grandes rasgos. La desesperación no tiene corazón, la mano queda siempre en la
desesperación sin fuerza, en la desesperación cuyos hielos no nos dicen jamás
si murió. Vivo de esta desesperación que me encanta. Amo esta mosca azul que
vuela en el cielo a la hora que musitan las estrellas. A grandes rasgos conozco
la desesperación, de vastos asombros menudos, la desesperación de la altivez,
la desesperación de la cólera. Me levanto cada día como todo el mundo y
descanso los brazos sobre un papel floreado, no me acuerdo de nada y siempre es
con desesperación como descubro los hermosos árboles desarraigados de la noche.
El aire de la habitación es bello como palillos de tambor. Hace un tiempo
increíble. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Es como el viento de la
cortina que me asiste. ¡Se conoce semejante desesperación! ¡Fuego! Oh van a
venir de nuevo... ¡Socorro! Helos aquí cayendo por la escalera... Y los
anuncios del periódico y los avisos luminosos a lo largo del canal. ¡Montón de
arena, vete, especie de montón de arena! En sus grandes rasgos la desesperación
no tiene importancia. Es un hacinamiento de árboles que una vez más van a hacer
una foresta, es un hacinamiento de estrellas que una vez más van a hacer un día
de menos, es un hacinamiento de días que una vez más va a hacer mi vida.
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