viernes, 10 de febrero de 2023

Hacia allá / Raúl Gustavo Aguirre

 




Un muerto canta y vive y vives en el canto.

Y el canto cesa y no es fácil vivir

Este canto te cambia y el silencio te cambia

¿Por qué, fantasma, puedes permanecer así?

O aquello que tenías, que eras, que sabías,

¿fue quién sabe tu ser, tu rostro, tu palabra,

tu orgulloso segundo inmortal, aquel gesto

imperceptible casi, la memoria, esa herida

que dura y te hace tuyo?

 

Pero este ser así. Este quedar en uno

esa apariencia que otros aman

y coronan de gracia, de asombro, de perfume,

de espanto  alegría. (Perdón, cuerpo caliente,

corazón trastornado, ojos que no me miran

y me ven y me salvan de la noche. Perdón,

olvido, por mi miedo de tus incandecencias

y tus espaldas limpias.) Pero este ser así,

volcado sobre aquello que se deshace y tiene

que crecer todavía: muro, deslumbramiento,

abrazo y amistad distante, tifón y amanecer,

ventana de un castillo en ruinas, en la playa,

tonto fuego que arde porque sí, tonta huella

en la tierra de nadie.

                                 Esa herida que dura.




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