El cielo sacude sus camisas y cuenta los años en su voz
Cuenta las piedras lanzadas a su pecho
Y los árboles en sus sarcófagos torciendo los caminos
Piensa en su carne que se estremece
Al oír ese dúo de las noches tan diametralmente opuesto
Al oír las edades que tienen su edad
Como las flores de ida y vuelta
La noche se siente a oír su cielo
Debajo del agua que aumenta por el llanto de los peces
Y todos esperamos con los poros abiertos
La aparición de la belleza sobre sus pies de espuma
Entre dos relámpagos boca abajo.
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