viernes, 12 de febrero de 2021

Mientras paseaba una tarde / Auden



                                          




Mientras paseaba una tarde,
caminando Bristol Street abajo,
las multitudes que cubrían el pavimento
eran campos de trigo listos para la cosecha.

Y abajo, junto crecido río,
oí cantar a un enamorado
bajo la vía del tren:
“El amor no tiene fin.

“Yo siempre te voy a querer,
hasta que China y África se junten,
y el río salte encima de la montaña
y el salmón cante en la calle.

“Te querré hasta que tiendan
el océano para que se seque
y las siete estrellas graznen
en el cielo como gansos.

“Los años correrán como conejos
porque en mis brazos llevo
la Flor de los Tiempos
y el primer amor del mundo”.

Pero los relojes de la ciudad
empezaron a zumbar:
“No dejéis que el Tiempo os engañe,
nunca lo vais a vencer.

”En las madrigueras de la Pesadilla
donde la Justicia está desnuda,
el Tiempo vigila desde la sombra
y tose cuando intentáis besaros.

”Con angustias y migrañas
la vida se va escurriendo
y el Tiempo se sale con la suya
mañana igual que hoy.

”En muchos valles verdes
se amontona la nieve atroz,
el tiempo deshace los bailes
y la pirueta del colimbo.

”Oh, meted las manos en agua,
metedlas hasta las muñecas,
mirad en la pileta
y pensad que habéis perdido.

”El glaciar llama desde el armario,
el desierto gime en la cama,
y la grieta en la taza de té
lleva tierra a los muertos.

”Allí el mendigo rifa billetes de banco
y el gigante hechiza a Pulgarcito,
y el pálido muchacho ruge de furia
y Jill se tumba de espaldas.

”Oh, mirad en el espejo,
mirad vuestra preocupación;
la vida sigue siendo una bendición
aunque vosotros no sepáis bendecir.

”Oh, quedaos en esa ventana
mientras las lágrimas os queman,
amaréis a vuestro mezquino prójimo
con vuestro corazón mezquino”.

Era tarde, tarde anochecida,
los enamorados se habían ido,
los relojes habían dejado de sonar.
Y el profundo río seguía fluyendo.








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