lunes, 13 de abril de 2015

Maravilla de la guerra / Apollinaire



Qué hermosos son estos cohetes que iluminan la noche
suben hasta su propia cima y se inclinan para mirar
son damas que danzan con sus miradas puestas en ojos brazos y corazones

he reconocido tu sonrisa tu vivacidad

es también la cotidiana apoteosis de todas mis Berenices
cuyas cabelleras se han convertido en cometas
esas sobredoradas danzarinas pertenecen a todos los tiempos y
a todas las razas
ellas paren bruscamente niños que sólo tienen el tiempo de morir

qué hermosos todos esos cohetes
pero sería aún más hermoso si hubiera más aún
si hubiera millones que tuviesen un sentido completo y relativo
como letras de un libro
sin embargo es algo tan hermoso como si la vida surgiese
de los agonizantes

pero sería mucho más hermoso si hubiera todavía más
sin embargo los miro como una belleza que se ofrece y se esfuma
enseguida
me parece asistir a un gran festín a giorno
es un banquete que la tierra se ofrece
tiene hambre y abre anchas bocas pálidas
la tierra tiene hambre y ése es su festín de Baltasar caníbal

quién hubiera dicho que se pudiese ser hasta tal punto
antropófago
y que fuera necesario tanto fuego para asar el cuerpo humano
por eso el aire tiene un ligero sabor empirreumático
que a fe mía no es desagradable
pero el festín sería  aún más bello si el cielo comiera con la tierra
el cielo sólo traga almas
lo que es una manera de no alimentarse
y se contenta con hacer malabarismos con fuegos multicolores

pero yo me he deslizado en la dulzura
de esta guerra con toda mi compañía a lo largo de las trincheras
algunos gritos de llama anuncian sin cesar mi presencia
he cavado el lecho donde fluyo ramificándome
en mil pequeños ríos que van a todas partes
estoy en la trinchera de la primera línea de fuego y sin embargo
estoy en todas partes o mejor dicho empiezo
a estar en todas partes
soy yo quien comienza esta cosa de los siglos venideros
realizarla será más largo que la fábula de Ícaro volando

lego al futuro la historia de Guillaume de Apollinaire
que se fue a la guerra y supo estar en todas partes
en las felices ciudades de la retaguardia
en el resto del universo
en los que mueren sin avanzar
en las mujeres en los cañones en los caballos
en el cenit en el nadir en los 4 puntos cardinales
y en el único ardor  de esta velada de armas

y eso sin duda sería más hermoso
si pudiese suponer que todas esas cosas
en las cuales estoy en todas partes
pudieran también ocuparme
pero en este sentido nada se ha hecho
porque si ahora estoy en todas partes
sólo yo estoy en mí

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