Casi siempre sí
y especialmente cuando nos
asomamos
desde el borde de las sombras
por el más imposible ángulo de tu
cama
y nos quedamos viendo con ojos
derretidos
cómo
el prudente Odiseo navegaba
con su potente y negra y plateada
torpedera
al sol y por espléndidos
alcoholes
Viendo
abrazados
la voz del coronel Kurtz ya sin
tiempo que decía
the
horror
the horror
mientras la tarde oscurecía
afuera
y se encendían las luces del
Gaumont
Viendo cómo
bajo la luna
bandadas de estúpidas gaviotas
le disputaban a una foca de
Proteo
las tripas increiblemente rojas se
andá a saber
quién
Viendo que
como un buque de fantasmas
nuestra generación anclaba en
cafés de madrugada
nacía a sus penas bebía sus años
y se entregaba sin luchar
Viendo cómo
el muy tetón de Tiresias
negaba sus dones a mi pueblo
haciendo caer MUERTE sin
discriminación
Viendo aparecer
Por el viento aviones
de todos colores
HARRIER
LESTRIGON
SEA KING
y demás girocópteros y misiles
aire tierra
y nosotros marchando por
autopistas resquebrajadas
Viéndonos
volver por caminos nocturnos de
carteles publicitarios
huyéndole al asco
a la forma de los cerdos
Viendo caer
sobre la Plaza de la República
una lluvia de pescaditos
escurridizos
en tanto que las Hondas Blancas
avanzaban por Corrientes
entre nubes de Gases Urticantes
Viendo
multitudes
vivando en Plaza Mayo tenían los
ojos
atravesados por banderas banderas
banderas
cuando de lo alto caían gritos y
bastones
bastones
bastones
bastones
caían de lo alto
Viendo
morir por agua a Flebas el
fenicio
chapaleaba entre estallidos en el
Atlántico Sur
Viendo manos
que enviaban a otras manos
troncos
arrugados
absurdamente envueltos en
lustrosos ataúdes
embanderados
Viendo
cuerpos espectrales decapitados
sumergidos
en las aguas de la fuente del
Congreso
danzaban Ravel Mahler y no sé qué
más
Viendo
cómo
El Señor Tremendo De Los Puertos
cargaba nuestros cadáveres
Por calles adoquinadas
bailando un aquelarre
en la pendiente de la noche
Nota: Poema beat, como si Allen Ginsberg lo trazara en un Buenos Aires 1982.
Nota: Poema beat, como si Allen Ginsberg lo trazara en un Buenos Aires 1982.
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