viernes, 18 de agosto de 2017

Llamando a Rimbaud / Joaquín Giannuzzi






Pero qué ocurre
con tu esqueleto sin intervenir:
aquí está occidente cocinándose
en su agonía sucia, pero indemne todavía
a la espina iluminada
que le clavaste en su costado.
Qué tal entonces una instantánea resurrección
regresado a tus ojos azules
y a tu pierna perdida
y venirte a bailar un rock con los muchachos.
Sería bueno que trajeras algo
del sol desesperado que devoraste en África
y la cólera de tu chispa de oro
para alumbrar la danza de la nueva vida.
Venite a darles respiración sublevada
contra el viejo desierto,
ayúdalos a robar el fuego, a reventar el Super Shopping
y expulsar del planeta a sus altos funcionarios
con exactas escupidas
en la plena mentira de sus ojos.


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