W.H. Auden
a Horacio Verzi
Ese que al oriente de un apagado sol —camina
Ese que al oriente de un apagado sol —camina
seguro en la multitud / los ojos sin punto fijo
sabe que al final de su trayecto lo espera
una habitación vacía
los rayos titilantes de un viejo televisor /glaceando
sabe que al final de su trayecto lo espera
una habitación vacía
los rayos titilantes de un viejo televisor /glaceando
de brillos
la oscuridad
parpadeo de luz que nunca podrá rememorar
la combustión de los aceites
la fulgurante flama de las lámparas
que alumbraron
en la larga noche de los inviernos romanos
la labor de Livio Andrónico
quién pregunta si una vez ahí en la protección
de este dominio ajeno / sus lamentos serán
los gemidos de una voz plegada
que recuerda una por una
las pérdidas del alma alzada en amores
el suave abrigo de las bocas
el perfume de Francia en los cuerpos
el dulce extravío de los cuerpos
en las plumas de pájaros remotos
quién pregunta —se golperá a puños el pecho /con
la oscuridad
parpadeo de luz que nunca podrá rememorar
la combustión de los aceites
la fulgurante flama de las lámparas
que alumbraron
en la larga noche de los inviernos romanos
la labor de Livio Andrónico
quién pregunta si una vez ahí en la protección
de este dominio ajeno / sus lamentos serán
los gemidos de una voz plegada
que recuerda una por una
las pérdidas del alma alzada en amores
el suave abrigo de las bocas
el perfume de Francia en los cuerpos
el dulce extravío de los cuerpos
en las plumas de pájaros remotos
quién pregunta —se golperá a puños el pecho /con
manos de piedra/ los sitios del corazón vencido
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